Hace aproximadamente 1000 años, el destacado erudito alemán, Rabí Guershon “la Luz de la Diáspora” prohibió la poligamia. Esta prohibición fue aceptada como ley por los judíos asquenazíes, pero no fue reconocida por las comunidades sefaradíes y yemenitas. Ahora un pequeño grupo en Israel lucha para que este antiguo uso practicado por los patriarcas vuelva a implantarse.
La organización “Hogar Judío Completo” trata de poner el asunto en la agenda religiosa de Israel con una campaña que señala los beneficios sociales de los matrimonios múltiples y asegura que no hay ninguna ley judía en vigor que los prohíba.
La poligamia, argumenta “Hogar Judío Completo”, es la única solución para las jóvenes judías que se enfrentan a una “escasez de hombres, especialmente entre el público ultra-ortodoxo judío”.
“Si preguntas a los casamenteros, que organizan el 90% de los matrimonios en el mundo ultra-ortodoxo, responderán que por cada 2.500 mujeres libres hay solo 600 solteros. Hay muchas mujeres condenadas a la soltería”, asegura el rabino Yehezquel Sofer, residente en Tel Aviv y principal impulsor de la iniciativa.
La prohibición de la poligamia en el judaísmo, explica, fue dictada por el rabino Gershon en Mainz (Alemania) el siglo pasado, lo cual erradicó la práctica entre los judíos ashkenazíes (de Europa central y oriental), aunque no entre los sefardíes (que se instalaron en países árabes tras ser expulsados de España).
En países como Persia, Yemen, el Kurdistán y de forma más limitada, en Marruecos, los judíos durante generaciones se casaron con varias mujeres, según Yehezquel Sofer, que considera que la prohibición de Rabí Guershon en la Luz de la Diáspora “tenía una limitación temporal y espacial: estaba restringida a la zona en la que habitaba y al quinto milenio, por lo que finalizó hace ya 760 años”.
“La prohibición está anulada y nosotros tenemos que regirnos por las costumbres de nuestros antepasados”, dice, mientras recuerda que los padres fundadores del pueblo judío tuvieron varias esposas (Abraham, dos, y Jacob, cuatro) “para ampliar la familia y porque la mujer tiene un papel muy importante y su defensa del hombre es lo que da estabilidad y seguridad al hogar”.
Su opinión difiere mucho de la postura que mantiene el Rabinato Jefe, tanto el ashkenazí como el sefardí, que se oponen frontalmente a esta interpretación de las fuentes judías.
El rabino Yacob Bezalel, asesor del rabino jefe sefardí Shlomo Amar, considera estas ideas “una perversión del judaísmo motivada únicamente por la lujuria carnal”. “Es una distorsión y una locura. Ningún rabino puede permitir algo así, es una villanía”, afirma el rabino Bezalel.
También, explica, puede darse el caso de hombres que viajen muchos días a la semana y cuyas mujeres “quieran permitir que estén cuidados allá donde estén”, o de mujeres que no quieran tener sexo con sus maridos y “se quiten esa presión” dejándoles contraer otro matrimonio.
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